lunes, 22 de febrero de 2010

Verde desierto

En nuestra segunda relocation por Australia, teniamos las condiciones un poco mas claras: 6 dias para ir de Adelaide a Alice Springs, nos pagaban 100 dolares de gasoil y 2590 km incluidos en los 170 dolares (112 euros) que nos costaba la mega caravana de lujo que ibamos a compartir con 3 jovenes alemanes. La furgo tenia 3 camas dobles, nevera, cocina, ducha, tele... nada comparado con la basica Su, en la que nos teniamos que buscar la vida para ducharnos o para conservar la comida. Pero pronto empezamos a echar de menos la forma de viajar por Nueva Zelanda...

Por la mañana fuimos a la oficina de Maui (rent-a-car). Mientras esperabamos a que acabaran de preparar la furgo aparecio primero Xenia, de 25 años, despues llegaron Marc y Sara, ambos de 20 años y que ya habiamos conocido el dia anterior para hablar de los pormenores del viajeque ibamos a compartir. Subimos todos al que iba a ser nuestro medio de transporte y nuestro hogar en los siguientes dias con ilusion y ganas de empezar a devorar kilometros por el desertico centro de Australia.

Saliendo de Adelaide en direccion norte empezamos a conocernos. Entre risas y bromas nos fuimos contando las respectivas vidas. Todo iba muy bien mientras ibamos pasando ciudades de la costa sur de Australia. Poco a poco fuimos entrando al Outback, como llaman los australianos a todo lo que no es la verde y poblada costa del pais. Las ciudades se iban convirtiendo en pueblos, sobre todo despues de Port Augusta. A partir de aqui, el paisaje empezo a hacerse mas monotono, las autovias dejaron paso a una carretera de doble sentido que se iba haciendo estrecha hasta perder completamente el arcen. Cada vez daba mas miedo cruzarse con los road trains (trenes de carretera), camiones de hasta 4 remolques y mas de 53 metros de largo. Pero mas miedo daba verlos aproximarse por detras, ya que aunque intentes mantener los 110 km/h legales, ellos se empeñan en ir mas rapido y asustarte con sus masivas protecciones anticanguros que llevan en el morro. Y no se detienen por nada del mundo: o te apartas o te apartan.

Los 170 km que separan Port Augusta de Pimba se hicieron cortos al hacer un par de paradas para ver los lagos salados que hay por el camino. Algunos emus nos observaban timidamente mientras el sol empezaba a bajar. Nos desviamos unos 8 km del camino para ver uno de los pueblos mas surrealistas del surrealista centro de este surrealista pais. Woomera, un pueblo de 200 habitantes no tendria razon de existir si no fuera porque lo construyeron en 1947 como base para pruebas nucleares de britanicos y norteamericanos al acabar la Segunda Guerra Mundial y empezar la guerra fria. Paramos en el centro de este pueblo semi-fantasma de casas prefabricadas para ir al lavabo y tomar algunas fotos de la plaza, un recinto donde a falta de esculturas, fuentes o parques exhibe un puñado de aviones, radares y misiles de otra epoca. Ya no se usa para hacer tests nucleares, pero todavia es la puerta de entrada a la "zona prohibida", un desierto del tamaño de Inglaterra donde nadie puede desviarse de la carretera, excepto los cuidadores de la Dog Fence (Valla de Perros).

Hemos leido en el libro de James Woodford, The Dog Fence, cosas muy interesantes sobre esta valla de 5400 km de largo que va desde la costa del sur de Australia hasta las montañas del este que separan la fertil costa del verdadero Outback. Esta valla se construyo para evitar el paso de dingos, el perro salvaje australiano. Pero tambien evita el paso de canguros, wallabis, wombats, emus, camellos, caballos, zorros y demas fauna nativa e introducida por los colonizadores, que a veces mueren intentando encontrar un paso en busca de agua en alguna de las muchas sequias que azotan este vasto continente. Los vigilantes pasan dias enteros sin cruzarse con nadie mientras patrullan esta larga cicatriz que atraviesa la zona prohibida y que nosotros cruzamos al dia siguiente, no sin parar a tomar fotos del timido cartel que anuncia la valla y tocarla para sentirnos un poco mas pequeños en pleno desierto.

Otro surrealista pueblo por el que pasamos es Coober Pedy. A principios del siglo XX se descubrio opalo en esta zona de tierra arenisca muy facil de excavar. Durante unos pocos años el pueblo conocio un boom de buscafortunas que debido a que excavaban minas por doquier y no en todas encontraban opalo, empezaron a reconvertir los agujeros en el suelo en viviendas. Hoy en dia Coober Pedy es un adormecido pueblo en medio de la nada (todo aqui esta en medio de la nada) con libreria, iglesia, hostales, algun restaurante, viviendas privadas... todo relativamente normal excepto por el pequeño detalle de que muchos de estos servicios se encuentran unos metros bajo tierra.

Siguiendo hacia el norte el paisaje continuaba monotono, pero mucho menos de lo esperado. Debido a un comienzo de año mas lluvioso de lo habitual (en enero-febrero ha llovido igual cantidad de agua como en todo el ano 2009) lo que pensabamos que seria un desierto rojo se nos presento como una vasta extension verde de arboles y vegetacion que sin ser exhuberante, contrastaba muy bien con los ocres del suelo y los azules del cielo.

Kilometros y kilometros de recta carretera hicieron que los temas de conversacion se fueran acabando y empezaran a salir a flote las diferencias entre nuestros puntos de vista con respecto al viaje. Puede que debido a ser bastante mas jovenes que nosotros, los alemanes querian llegar al destino por el simple hecho de llegar alli, como maximo para colgar alguna foto en Facebook para decir "Yo he estado aqui". Nosotros queriamos experimentar mas a fondo el significado del Outback, de una zona donde puedes ver los destrozos que hicieron los colonizadores hace solamente un par de siglos en una de las culturas mas antiguas, la de los aborigenes australianos. Poco a poco se fueron hiciendo dos grupos: los alemanes y nosotros. Llegando al ansiado Uluru (o Ayers Rock) ya casi solo compartiamos medio de transporte y poco mas.

Pero la vision de tan magnifica roca nos hizo olvidar muchos problemas y concentrarnos en su imponente mole de cambiantes colores segun la luz del sol y en el significado sagrado que tiene todavia para los aborigenes. Algunas zonas no se pueden fotografiar, como la graciosa Mala Puta, un nombre aborigen para una zona reservada para reuniones solo de mujeres. Disfrutamos de una preciosa puesta de sol, un no menos impactante amanecer con la vision a lo lejos de otra formacion rocosa menos fotografiada pero que no tiene nada que envidiar, Kata Tjuta (The Olgas). Despues de que las dos alemanas subieran a Uluru sin hacer mucho caso a las peticiones aborigenes de no subir a tan sagrado lugar y de que el Marc no subiera (creo que por pereza), descubrimos el significado de las enormes distancias del centro de Australia en forma de poco gasoil para ir a Kata Tjuta y volver a la gasolinera mas cercana. Afortunadamente dos parejas de checos viajando en dos caravanas como la nuestra se ofrecieron a llevarnos para no quedarnos sin gasoil.

La siguiente parada fue Kings Canyon, una impactante formacion de roca caliza que hace un buen puñado de millones de años estaba cubierta por el mar y que milenios de presiones y movimientos geologicos unidos a una incesante erosion han dejado como recuerdo un cañon desde el que puedes ver la inmensidad del centro australiano. Aqui la Naturaleza aprovecha el minimo indicio de humedad para desarrollar vida en medio del desierto. Eucaliptus Fantasma, Cycads (unas palmeras de la era de los dinosaurios que no se como traducir), algas, ranas, peces, pajaros, insectos, lagartos, serpientes y todos los mamiferos de la zona se dan cita en el Jardin del Eden, una poza que sirve de amarre para la vida que florece en este desierto.

De ahi ya solo nos quedaba Alice Springs, adonde llegamos con ganas de decirnos adios despues de haber compartido transporte y casa durante 6 dias y 2652 km por el Outback que gracias a John, un ingles que nos convencio para evitar la masificada costa este y adentrarnos en la verdadera Australia, esa que el 90% de los australianos no conoce, descubrimos en una epoca rara de lluvias que nos enseño que por muy desertica que sea una zona, la Naturaleza se empeña en repoblar de vida a la minima ocasion.

Y alli, en Alice Springs, nos esperaba una pareja de Couchsurfers biologos marinos y buceadores (en medio del desierto!) que nos ofrecia alojamiento.

Se puede ser mas surrealista?

1 comentario:

  1. es que no es pot ser vell! no veus que així no us enteneu amb els divertits teenagers??

    us tenim molte enveja nois! de totes maneres, després de passar unes quantes depressions i d'entendre que ara no podíem continuar viatjant hem decidit anar a viure a Mallorca, a veure si hi podem montar alguna plantació de peres, us hi esperem!!

    Una abraçada molt forta!
    Ramon i Laura

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