A pocos kilometros de Cairns, en el estado de Queensland, en una zona de bosque lluvioso tropical fuimos a visitar uno de los arboles mas espectaculares y curiosos que hemos visto. Se trata del Curtain Fig Tree (algo asi como Ficus Cortina). El Fig Tree en cuestion es (segun wikipedia) un tipo de ficus que parasita otros arboles. Habia visto otros en centroamerica, por las selvas de Guatemala y Mexico, pero este me impresiono al verlo y leer como se formo.
Como cualquier otro ficus de su especie, broto un buen dia de la semilla depositada por algun pajaro en lo alto del arbol anfitrion. Nuestro amigo empezo a crecer rapidamente, desplegando sus raices hasta alcanzar el suelo, a unos 15 metros de altura. Poco a poco empezo a comerse literalmente a su soporte, robandole incluso la luz al crecer por encima de la copa en busca de los rayos de sol. Sin suficiente luz y con los nutrientes robados de su tronco, el anfitrion se fue muriendo hasta empezar a pudrirse.
Al asfixiar hasta la muerte y descomposicion a su anfitrion, el ficus se quedo poco a poco sin soporte, hasta en un momento dado desplomarse como tantos otros. Por casualidad, al mismo lado donde se desplomaba habia otro robusto arbol que aguanto el peso del ficus, no dejandole caer del todo al suelo. Lo que parece que no esperaba este arbol salvador era que el servir de apoyo le iba a cortar la vida.
Nuestro ficus ya tenia bastantes raices antiguas por el suelo y parece que al encontrar al nuevo anfitrion decidio amarrarse a el y empezar a absorberle la vida hasta asfixiarlo, como al anterior. La curiosa posicion del ficus hizo que nuevas raices siguieran creciendo en vertical hacia abajo a lo largo de las antiguas que habian quedado en diagonal, creando una enorme cortina de raices que ahora son refugio de muchos pequeños animales del bosque.
Lo que me cuesta mas explicar es el ensordecedor canto de las cigarras que nos acompaño en todo momento mientras observabamos tan magnifica creacion de la Naturaleza (asi, en mayusculas). Por cierto, visitar el arbol y la explicacion es gratis, como casi todo lo bueno de la vida.
sábado, 27 de febrero de 2010
miércoles, 24 de febrero de 2010
Buceando en el desierto
Vaya diferencia! Despues del viaje con los veinteañeros, pasamos la primera tarde con Holger y Sabine sentados en el jardin de su casa en Alice Springs sin parar de hablar. Con ellos tuvimos la gran oportunidad de aprender un monton y de sentir que se interesaban realmente en lo que les podiamos contar. Son una super interesante pareja entrada en sus cuarenta que ha viajado y vivido por medio mundo, son expertos buceadores, biologos marinos, muy concienciados en temas de ecologia, inteligentes, siempre con ganas de conocer a nueva gente con diferentes intereses... La semana anterior encontrabamos un gran refugio en sumergirnos en nuestros libros y evitar conversaciones vacias. Esta etapa con Holger y Sabine nos parecio un paseo por el paraiso. Y eso que tambien son alemanes! Por cierto, ya que aman el mar y estan aqui tan lejos de el, les trajimos una botella de agua marina de las playas de Adelaide. Podeis ver la cara de agradecimiento que hicieron al probar un par de chupitos de oceano...
Nuestros dias en Alice Springs comenzaban tempranito con un maxi desayuno que nos preparaba amablemente Holger. Sabine se iba a la escuela donde es profe de adolescentes y Holger nos dejaba en el centro antes de ir a su trabajo, una especie de consultoria medioambiental. La pequeña ciudad de unos 30.000 habitantes en medio de Australia parecia a priori un sitio con poco que ofrecer, pero pudimos ir a una exhibicion del Royal Flying Doctors Service, un grupo de medicos que han acercado la sanidad a muchas de las remotas poblaciones del pais. Tambien fuimos a la estacion del telegrafo, la razon de ser del pueblo. Al lado de un nacimiento de agua (spring) que llamaron Alice (de ahi el nombre del pueblo) se instalo un repetidor de telegrafo que conectaba Adelaide con el norte del pais por la Stuart Highway cruzando el torrido centro de Australia y llegando hasta Londres, la capital de la entonces colonia britanica. Las condiciones de vida entonces eran durisimas, sobre todo para los niños aborigenes que asistian forzados a la escuela que fundaron los colonizadores en la misma estacion.
Las galerias de arte abundan en el centro, con pinturas aborigenes esperando ser compradas por los turistas que pasean bajo el torrido sol. Los aborigenes, invisibles en la costa este, estan presentes por todas partes, sobre todo en los parques y centros comerciales. Gracias a nuestros anfitriones pudimos profundizar mucho mas en la situacion de los aborigenes.
Durante el siglo XIX los colonizadores europeos se dedicaron basicamente a comprar o confiscar las tierras de los aborigenes. La diferencia era poca, ya que el concepto de posesion y de compa-venta era nuevo para ellos. Eso se traducia en compras de terrenos increiblemente grandes a cambio de unas pocas armas y algo de ropa. Ademas, los primeros misioneros venian a convertir a los indigenas a base de separar a los niños de sus familias, "civilizarlos" y limpiar la sangre aborigen negandoles tener relaciones entre ellos al llegar a la edad adulta. Hay toda una generacion en Australia llamada "la generacion robada". El resultado es que la mayoria de aborigenes sufren de alcoholismo y son totalmente incapaces de adaptarse a la vida occidental. No he visto una cultura tan diferente a la nuestra. Y cuando digo la nuestra me refiero a la de Europeos, Americanos (norte y sur), asiaticos... Un pequeño detalle: ellos consideran el olor corporal como algo que compartir. Si yo huelo mal, paso mi mano por la axila antes de darte la mano, asi compartimos mi olor y somos mas amigos. Hemos descubierto que la verdadera experiencia australiana reside en el aroma de los aborigenes. Nada comparable en el resto del mundo!
Las tardes las teniamos ocupadas con paseos por algunos pequeños lagos donde las ranas abundaban al haber llovido, una interesante charla sobre arañas, interminables atardeceres en el jardin de nuestros anfitriones que se prolongaban hasta bien entrada la madrugada... en fin, experiencias que sin la ayuda de gente viviendo alli no hubieramos podido encontrar.
Puede que debido a las pocas horas de sueño que disfrutabamos en la casa, decidimos alquilar un coche para pasar el fin de semana en West MacDonnell Ranges, una cadena montañosa que atraviesa el centro del pais. Lo que casi siempre es una seca ruta entre gargantas, roca roja y polvo se nos presento como una zona verde que sin ser exhuberante casi no dejaba ver la tierra quemada por el sol. Ademas, las lagunas semi-permanentes que hay por el lugar estaban bastante llenas y nos permitieron algun que otro chapuzon que se agradecia al superar cada dia facilmente los 35 grados. Pero lo mejor de estar en el agua era que las moscar no nos perseguian. La compra de dos sombreros con una red que nos cubre la cara para evitar a las moscas ha sido la mejor inversion de toda Oceania!
Y ya con la guia de Singapur, Malasia y Brunei comprada nos fuimos acercando al dia que nos despediamos de estos geniales e incansables viajeros que nos dieron mucha y muy valiosa informacion de la zona, ya que han vivido, estudiado y trabajado por Malasia, Filipinas y Tailandia, y sobre todo han buceado por casi todo el sudeste asiatico.
Pero antes de llegar a Asia teniamos que ir a Cairns, la meca del buceo en la Gran Barrera de Coral de Australia. Podra nuestro exiguo presupuesto soportar los caros precios del buceo australiano?
Nuestros dias en Alice Springs comenzaban tempranito con un maxi desayuno que nos preparaba amablemente Holger. Sabine se iba a la escuela donde es profe de adolescentes y Holger nos dejaba en el centro antes de ir a su trabajo, una especie de consultoria medioambiental. La pequeña ciudad de unos 30.000 habitantes en medio de Australia parecia a priori un sitio con poco que ofrecer, pero pudimos ir a una exhibicion del Royal Flying Doctors Service, un grupo de medicos que han acercado la sanidad a muchas de las remotas poblaciones del pais. Tambien fuimos a la estacion del telegrafo, la razon de ser del pueblo. Al lado de un nacimiento de agua (spring) que llamaron Alice (de ahi el nombre del pueblo) se instalo un repetidor de telegrafo que conectaba Adelaide con el norte del pais por la Stuart Highway cruzando el torrido centro de Australia y llegando hasta Londres, la capital de la entonces colonia britanica. Las condiciones de vida entonces eran durisimas, sobre todo para los niños aborigenes que asistian forzados a la escuela que fundaron los colonizadores en la misma estacion.
Las galerias de arte abundan en el centro, con pinturas aborigenes esperando ser compradas por los turistas que pasean bajo el torrido sol. Los aborigenes, invisibles en la costa este, estan presentes por todas partes, sobre todo en los parques y centros comerciales. Gracias a nuestros anfitriones pudimos profundizar mucho mas en la situacion de los aborigenes.
Durante el siglo XIX los colonizadores europeos se dedicaron basicamente a comprar o confiscar las tierras de los aborigenes. La diferencia era poca, ya que el concepto de posesion y de compa-venta era nuevo para ellos. Eso se traducia en compras de terrenos increiblemente grandes a cambio de unas pocas armas y algo de ropa. Ademas, los primeros misioneros venian a convertir a los indigenas a base de separar a los niños de sus familias, "civilizarlos" y limpiar la sangre aborigen negandoles tener relaciones entre ellos al llegar a la edad adulta. Hay toda una generacion en Australia llamada "la generacion robada". El resultado es que la mayoria de aborigenes sufren de alcoholismo y son totalmente incapaces de adaptarse a la vida occidental. No he visto una cultura tan diferente a la nuestra. Y cuando digo la nuestra me refiero a la de Europeos, Americanos (norte y sur), asiaticos... Un pequeño detalle: ellos consideran el olor corporal como algo que compartir. Si yo huelo mal, paso mi mano por la axila antes de darte la mano, asi compartimos mi olor y somos mas amigos. Hemos descubierto que la verdadera experiencia australiana reside en el aroma de los aborigenes. Nada comparable en el resto del mundo!
Las tardes las teniamos ocupadas con paseos por algunos pequeños lagos donde las ranas abundaban al haber llovido, una interesante charla sobre arañas, interminables atardeceres en el jardin de nuestros anfitriones que se prolongaban hasta bien entrada la madrugada... en fin, experiencias que sin la ayuda de gente viviendo alli no hubieramos podido encontrar.
Puede que debido a las pocas horas de sueño que disfrutabamos en la casa, decidimos alquilar un coche para pasar el fin de semana en West MacDonnell Ranges, una cadena montañosa que atraviesa el centro del pais. Lo que casi siempre es una seca ruta entre gargantas, roca roja y polvo se nos presento como una zona verde que sin ser exhuberante casi no dejaba ver la tierra quemada por el sol. Ademas, las lagunas semi-permanentes que hay por el lugar estaban bastante llenas y nos permitieron algun que otro chapuzon que se agradecia al superar cada dia facilmente los 35 grados. Pero lo mejor de estar en el agua era que las moscar no nos perseguian. La compra de dos sombreros con una red que nos cubre la cara para evitar a las moscas ha sido la mejor inversion de toda Oceania!
Y ya con la guia de Singapur, Malasia y Brunei comprada nos fuimos acercando al dia que nos despediamos de estos geniales e incansables viajeros que nos dieron mucha y muy valiosa informacion de la zona, ya que han vivido, estudiado y trabajado por Malasia, Filipinas y Tailandia, y sobre todo han buceado por casi todo el sudeste asiatico.
Pero antes de llegar a Asia teniamos que ir a Cairns, la meca del buceo en la Gran Barrera de Coral de Australia. Podra nuestro exiguo presupuesto soportar los caros precios del buceo australiano?
lunes, 22 de febrero de 2010
Verde desierto
En nuestra segunda relocation por Australia, teniamos las condiciones un poco mas claras: 6 dias para ir de Adelaide a Alice Springs, nos pagaban 100 dolares de gasoil y 2590 km incluidos en los 170 dolares (112 euros) que nos costaba la mega caravana de lujo que ibamos a compartir con 3 jovenes alemanes. La furgo tenia 3 camas dobles, nevera, cocina, ducha, tele... nada comparado con la basica Su, en la que nos teniamos que buscar la vida para ducharnos o para conservar la comida. Pero pronto empezamos a echar de menos la forma de viajar por Nueva Zelanda...
Por la mañana fuimos a la oficina de Maui (rent-a-car). Mientras esperabamos a que acabaran de preparar la furgo aparecio primero Xenia, de 25 años, despues llegaron Marc y Sara, ambos de 20 años y que ya habiamos conocido el dia anterior para hablar de los pormenores del viajeque ibamos a compartir. Subimos todos al que iba a ser nuestro medio de transporte y nuestro hogar en los siguientes dias con ilusion y ganas de empezar a devorar kilometros por el desertico centro de Australia.
Saliendo de Adelaide en direccion norte empezamos a conocernos. Entre risas y bromas nos fuimos contando las respectivas vidas. Todo iba muy bien mientras ibamos pasando ciudades de la costa sur de Australia. Poco a poco fuimos entrando al Outback, como llaman los australianos a todo lo que no es la verde y poblada costa del pais. Las ciudades se iban convirtiendo en pueblos, sobre todo despues de Port Augusta. A partir de aqui, el paisaje empezo a hacerse mas monotono, las autovias dejaron paso a una carretera de doble sentido que se iba haciendo estrecha hasta perder completamente el arcen. Cada vez daba mas miedo cruzarse con los road trains (trenes de carretera), camiones de hasta 4 remolques y mas de 53 metros de largo. Pero mas miedo daba verlos aproximarse por detras, ya que aunque intentes mantener los 110 km/h legales, ellos se empeñan en ir mas rapido y asustarte con sus masivas protecciones anticanguros que llevan en el morro. Y no se detienen por nada del mundo: o te apartas o te apartan.
Los 170 km que separan Port Augusta de Pimba se hicieron cortos al hacer un par de paradas para ver los lagos salados que hay por el camino. Algunos emus nos observaban timidamente mientras el sol empezaba a bajar. Nos desviamos unos 8 km del camino para ver uno de los pueblos mas surrealistas del surrealista centro de este surrealista pais. Woomera, un pueblo de 200 habitantes no tendria razon de existir si no fuera porque lo construyeron en 1947 como base para pruebas nucleares de britanicos y norteamericanos al acabar la Segunda Guerra Mundial y empezar la guerra fria. Paramos en el centro de este pueblo semi-fantasma de casas prefabricadas para ir al lavabo y tomar algunas fotos de la plaza, un recinto donde a falta de esculturas, fuentes o parques exhibe un puñado de aviones, radares y misiles de otra epoca. Ya no se usa para hacer tests nucleares, pero todavia es la puerta de entrada a la "zona prohibida", un desierto del tamaño de Inglaterra donde nadie puede desviarse de la carretera, excepto los cuidadores de la Dog Fence (Valla de Perros).
Hemos leido en el libro de James Woodford, The Dog Fence, cosas muy interesantes sobre esta valla de 5400 km de largo que va desde la costa del sur de Australia hasta las montañas del este que separan la fertil costa del verdadero Outback. Esta valla se construyo para evitar el paso de dingos, el perro salvaje australiano. Pero tambien evita el paso de canguros, wallabis, wombats, emus, camellos, caballos, zorros y demas fauna nativa e introducida por los colonizadores, que a veces mueren intentando encontrar un paso en busca de agua en alguna de las muchas sequias que azotan este vasto continente. Los vigilantes pasan dias enteros sin cruzarse con nadie mientras patrullan esta larga cicatriz que atraviesa la zona prohibida y que nosotros cruzamos al dia siguiente, no sin parar a tomar fotos del timido cartel que anuncia la valla y tocarla para sentirnos un poco mas pequeños en pleno desierto.
Otro surrealista pueblo por el que pasamos es Coober Pedy. A principios del siglo XX se descubrio opalo en esta zona de tierra arenisca muy facil de excavar. Durante unos pocos años el pueblo conocio un boom de buscafortunas que debido a que excavaban minas por doquier y no en todas encontraban opalo, empezaron a reconvertir los agujeros en el suelo en viviendas. Hoy en dia Coober Pedy es un adormecido pueblo en medio de la nada (todo aqui esta en medio de la nada) con libreria, iglesia, hostales, algun restaurante, viviendas privadas... todo relativamente normal excepto por el pequeño detalle de que muchos de estos servicios se encuentran unos metros bajo tierra.
Siguiendo hacia el norte el paisaje continuaba monotono, pero mucho menos de lo esperado. Debido a un comienzo de año mas lluvioso de lo habitual (en enero-febrero ha llovido igual cantidad de agua como en todo el ano 2009) lo que pensabamos que seria un desierto rojo se nos presento como una vasta extension verde de arboles y vegetacion que sin ser exhuberante, contrastaba muy bien con los ocres del suelo y los azules del cielo.
Kilometros y kilometros de recta carretera hicieron que los temas de conversacion se fueran acabando y empezaran a salir a flote las diferencias entre nuestros puntos de vista con respecto al viaje. Puede que debido a ser bastante mas jovenes que nosotros, los alemanes querian llegar al destino por el simple hecho de llegar alli, como maximo para colgar alguna foto en Facebook para decir "Yo he estado aqui". Nosotros queriamos experimentar mas a fondo el significado del Outback, de una zona donde puedes ver los destrozos que hicieron los colonizadores hace solamente un par de siglos en una de las culturas mas antiguas, la de los aborigenes australianos. Poco a poco se fueron hiciendo dos grupos: los alemanes y nosotros. Llegando al ansiado Uluru (o Ayers Rock) ya casi solo compartiamos medio de transporte y poco mas.
Pero la vision de tan magnifica roca nos hizo olvidar muchos problemas y concentrarnos en su imponente mole de cambiantes colores segun la luz del sol y en el significado sagrado que tiene todavia para los aborigenes. Algunas zonas no se pueden fotografiar, como la graciosa Mala Puta, un nombre aborigen para una zona reservada para reuniones solo de mujeres. Disfrutamos de una preciosa puesta de sol, un no menos impactante amanecer con la vision a lo lejos de otra formacion rocosa menos fotografiada pero que no tiene nada que envidiar, Kata Tjuta (The Olgas). Despues de que las dos alemanas subieran a Uluru sin hacer mucho caso a las peticiones aborigenes de no subir a tan sagrado lugar y de que el Marc no subiera (creo que por pereza), descubrimos el significado de las enormes distancias del centro de Australia en forma de poco gasoil para ir a Kata Tjuta y volver a la gasolinera mas cercana. Afortunadamente dos parejas de checos viajando en dos caravanas como la nuestra se ofrecieron a llevarnos para no quedarnos sin gasoil.
La siguiente parada fue Kings Canyon, una impactante formacion de roca caliza que hace un buen puñado de millones de años estaba cubierta por el mar y que milenios de presiones y movimientos geologicos unidos a una incesante erosion han dejado como recuerdo un cañon desde el que puedes ver la inmensidad del centro australiano. Aqui la Naturaleza aprovecha el minimo indicio de humedad para desarrollar vida en medio del desierto. Eucaliptus Fantasma, Cycads (unas palmeras de la era de los dinosaurios que no se como traducir), algas, ranas, peces, pajaros, insectos, lagartos, serpientes y todos los mamiferos de la zona se dan cita en el Jardin del Eden, una poza que sirve de amarre para la vida que florece en este desierto.
De ahi ya solo nos quedaba Alice Springs, adonde llegamos con ganas de decirnos adios despues de haber compartido transporte y casa durante 6 dias y 2652 km por el Outback que gracias a John, un ingles que nos convencio para evitar la masificada costa este y adentrarnos en la verdadera Australia, esa que el 90% de los australianos no conoce, descubrimos en una epoca rara de lluvias que nos enseño que por muy desertica que sea una zona, la Naturaleza se empeña en repoblar de vida a la minima ocasion.
Y alli, en Alice Springs, nos esperaba una pareja de Couchsurfers biologos marinos y buceadores (en medio del desierto!) que nos ofrecia alojamiento.
Se puede ser mas surrealista?
Por la mañana fuimos a la oficina de Maui (rent-a-car). Mientras esperabamos a que acabaran de preparar la furgo aparecio primero Xenia, de 25 años, despues llegaron Marc y Sara, ambos de 20 años y que ya habiamos conocido el dia anterior para hablar de los pormenores del viajeque ibamos a compartir. Subimos todos al que iba a ser nuestro medio de transporte y nuestro hogar en los siguientes dias con ilusion y ganas de empezar a devorar kilometros por el desertico centro de Australia.
Saliendo de Adelaide en direccion norte empezamos a conocernos. Entre risas y bromas nos fuimos contando las respectivas vidas. Todo iba muy bien mientras ibamos pasando ciudades de la costa sur de Australia. Poco a poco fuimos entrando al Outback, como llaman los australianos a todo lo que no es la verde y poblada costa del pais. Las ciudades se iban convirtiendo en pueblos, sobre todo despues de Port Augusta. A partir de aqui, el paisaje empezo a hacerse mas monotono, las autovias dejaron paso a una carretera de doble sentido que se iba haciendo estrecha hasta perder completamente el arcen. Cada vez daba mas miedo cruzarse con los road trains (trenes de carretera), camiones de hasta 4 remolques y mas de 53 metros de largo. Pero mas miedo daba verlos aproximarse por detras, ya que aunque intentes mantener los 110 km/h legales, ellos se empeñan en ir mas rapido y asustarte con sus masivas protecciones anticanguros que llevan en el morro. Y no se detienen por nada del mundo: o te apartas o te apartan.
Los 170 km que separan Port Augusta de Pimba se hicieron cortos al hacer un par de paradas para ver los lagos salados que hay por el camino. Algunos emus nos observaban timidamente mientras el sol empezaba a bajar. Nos desviamos unos 8 km del camino para ver uno de los pueblos mas surrealistas del surrealista centro de este surrealista pais. Woomera, un pueblo de 200 habitantes no tendria razon de existir si no fuera porque lo construyeron en 1947 como base para pruebas nucleares de britanicos y norteamericanos al acabar la Segunda Guerra Mundial y empezar la guerra fria. Paramos en el centro de este pueblo semi-fantasma de casas prefabricadas para ir al lavabo y tomar algunas fotos de la plaza, un recinto donde a falta de esculturas, fuentes o parques exhibe un puñado de aviones, radares y misiles de otra epoca. Ya no se usa para hacer tests nucleares, pero todavia es la puerta de entrada a la "zona prohibida", un desierto del tamaño de Inglaterra donde nadie puede desviarse de la carretera, excepto los cuidadores de la Dog Fence (Valla de Perros).
Hemos leido en el libro de James Woodford, The Dog Fence, cosas muy interesantes sobre esta valla de 5400 km de largo que va desde la costa del sur de Australia hasta las montañas del este que separan la fertil costa del verdadero Outback. Esta valla se construyo para evitar el paso de dingos, el perro salvaje australiano. Pero tambien evita el paso de canguros, wallabis, wombats, emus, camellos, caballos, zorros y demas fauna nativa e introducida por los colonizadores, que a veces mueren intentando encontrar un paso en busca de agua en alguna de las muchas sequias que azotan este vasto continente. Los vigilantes pasan dias enteros sin cruzarse con nadie mientras patrullan esta larga cicatriz que atraviesa la zona prohibida y que nosotros cruzamos al dia siguiente, no sin parar a tomar fotos del timido cartel que anuncia la valla y tocarla para sentirnos un poco mas pequeños en pleno desierto.
Otro surrealista pueblo por el que pasamos es Coober Pedy. A principios del siglo XX se descubrio opalo en esta zona de tierra arenisca muy facil de excavar. Durante unos pocos años el pueblo conocio un boom de buscafortunas que debido a que excavaban minas por doquier y no en todas encontraban opalo, empezaron a reconvertir los agujeros en el suelo en viviendas. Hoy en dia Coober Pedy es un adormecido pueblo en medio de la nada (todo aqui esta en medio de la nada) con libreria, iglesia, hostales, algun restaurante, viviendas privadas... todo relativamente normal excepto por el pequeño detalle de que muchos de estos servicios se encuentran unos metros bajo tierra.
Siguiendo hacia el norte el paisaje continuaba monotono, pero mucho menos de lo esperado. Debido a un comienzo de año mas lluvioso de lo habitual (en enero-febrero ha llovido igual cantidad de agua como en todo el ano 2009) lo que pensabamos que seria un desierto rojo se nos presento como una vasta extension verde de arboles y vegetacion que sin ser exhuberante, contrastaba muy bien con los ocres del suelo y los azules del cielo.
Kilometros y kilometros de recta carretera hicieron que los temas de conversacion se fueran acabando y empezaran a salir a flote las diferencias entre nuestros puntos de vista con respecto al viaje. Puede que debido a ser bastante mas jovenes que nosotros, los alemanes querian llegar al destino por el simple hecho de llegar alli, como maximo para colgar alguna foto en Facebook para decir "Yo he estado aqui". Nosotros queriamos experimentar mas a fondo el significado del Outback, de una zona donde puedes ver los destrozos que hicieron los colonizadores hace solamente un par de siglos en una de las culturas mas antiguas, la de los aborigenes australianos. Poco a poco se fueron hiciendo dos grupos: los alemanes y nosotros. Llegando al ansiado Uluru (o Ayers Rock) ya casi solo compartiamos medio de transporte y poco mas.
Pero la vision de tan magnifica roca nos hizo olvidar muchos problemas y concentrarnos en su imponente mole de cambiantes colores segun la luz del sol y en el significado sagrado que tiene todavia para los aborigenes. Algunas zonas no se pueden fotografiar, como la graciosa Mala Puta, un nombre aborigen para una zona reservada para reuniones solo de mujeres. Disfrutamos de una preciosa puesta de sol, un no menos impactante amanecer con la vision a lo lejos de otra formacion rocosa menos fotografiada pero que no tiene nada que envidiar, Kata Tjuta (The Olgas). Despues de que las dos alemanas subieran a Uluru sin hacer mucho caso a las peticiones aborigenes de no subir a tan sagrado lugar y de que el Marc no subiera (creo que por pereza), descubrimos el significado de las enormes distancias del centro de Australia en forma de poco gasoil para ir a Kata Tjuta y volver a la gasolinera mas cercana. Afortunadamente dos parejas de checos viajando en dos caravanas como la nuestra se ofrecieron a llevarnos para no quedarnos sin gasoil.
La siguiente parada fue Kings Canyon, una impactante formacion de roca caliza que hace un buen puñado de millones de años estaba cubierta por el mar y que milenios de presiones y movimientos geologicos unidos a una incesante erosion han dejado como recuerdo un cañon desde el que puedes ver la inmensidad del centro australiano. Aqui la Naturaleza aprovecha el minimo indicio de humedad para desarrollar vida en medio del desierto. Eucaliptus Fantasma, Cycads (unas palmeras de la era de los dinosaurios que no se como traducir), algas, ranas, peces, pajaros, insectos, lagartos, serpientes y todos los mamiferos de la zona se dan cita en el Jardin del Eden, una poza que sirve de amarre para la vida que florece en este desierto.
De ahi ya solo nos quedaba Alice Springs, adonde llegamos con ganas de decirnos adios despues de haber compartido transporte y casa durante 6 dias y 2652 km por el Outback que gracias a John, un ingles que nos convencio para evitar la masificada costa este y adentrarnos en la verdadera Australia, esa que el 90% de los australianos no conoce, descubrimos en una epoca rara de lluvias que nos enseño que por muy desertica que sea una zona, la Naturaleza se empeña en repoblar de vida a la minima ocasion.
Y alli, en Alice Springs, nos esperaba una pareja de Couchsurfers biologos marinos y buceadores (en medio del desierto!) que nos ofrecia alojamiento.
Se puede ser mas surrealista?
miércoles, 10 de febrero de 2010
La isla canguro
Adelaide es la capital de South Australia, un vinicola y surfero estado del sur de Australia. Pese a ser la capital y tener mas de un millon de habitantes conserva un aire de pueblo grande, con su centro de calles anchas y ordenadas en cuadricula y su bullicioso mercado al lado de Chinatown, un no menos bullicioso enclave de restaurantes asiaticos, tiendas de "todo a dos dolares", peluquerias, tiendas de moviles, supermercados... Creo que ese aire de poco congestionado centro se lo da el hecho de que los australianos derrochan lo que mas tienen: espacio. Aqui cualquier barrio minimamente a las afueras esta a media hora en coche. Y si ellos consideran que algun sitio esta lejos... preparate para conducir horas y horas.
Tony y Shirley, la pareja de couchsurfers que nos ofrecia su casa en Adelaide, viven en una gran casa de finales del siglo XIX a pocos metros de una interminable playa de arena que si estuviera en España estaria abarrotada de turistas. Pero estando en Australia esta siempre vacia. Como mucho hay un par de personas con camiseta entrando al agua y volviendo a la arena con solo las piernas mojadas. Y es que aqui siempre sopla un viento que unido a la temperatura del agua no hace que sea un maravilloso placer meterse en el oceano. Pero claro, desde aqui hasta la Antartida no hay nada. Bueno, agua, mucha y fria agua.
Pasamos unos dias con esta pareja de empedernidos viajeros ya jubilados, entre recuerdos de sus aventuras por la Europa de los '70 con un Morris de tres marchas (una especie de Mini pero un poco mas largo) comprado en Inglaterra, por el sudeste asiatico donde vive su hija (en Camboya), por el "outback" australiano en su gran Toyota 4X4, disfrutando de opiparas barbacoas, tapas, platos asiaticos, postres, cervezas y vinos... hasta que engordamos un par de kilos y decidimos alquilar un coche para irnos mas al sur.
Kangaroo Island (La isla Canguro) es la tercera isla mas grande de Australia, despues de Tasmania y Melville. Esta situada al sur del pais, separada del continente por el estrecho Investigator. Segun las guias de viaje y los departamentos de conservacion es un paraiso donde viven armoniosamente canguros, wallabis (canguros pequeños), echidnas y ornitorrincos (extraños mamiferos oviparos), koalas, goannas (lagartos de mas de medio metro de largo), abejas Ligurian (parece ser que solo se ven por aqui, pero yo no entiendo mucho de abejas), decenas de especies de aves y algunas plantas la yacca, una especie de palmera con hojas/pinchos muy largos. Tambien dicen que los locales son amables gentes que tienen muy en cuenta el fragil medio ambiente de esta isla. Nosotros tuvimos la suerte de conocer a algunos de ellos y tener otro punto de vista diferente al oficial, destinado a los turistas.
Con nuestro flamante Toyota Corolla sedan por una de las muchas carreteras sin asfaltar llegamos a una de las eco-atracciones de la isla, Emu Ridge, una plantacion de eucaliptus que se dedica a destilar y producir artesanalmente aceite de eucaliptus. Al entrar, una pareja de jovenes voluntarios alemanes nos hicieron la explicacion de turno de como trabajan, vimos el DVD con mas informacion sobre la destileria y fuimos a catar algunos de los potentes vinos locales. Hablando con Karim y Nilo, los alemanes, pronto nos sentimos super bien, contandonos nuestras respectivas aventuras de viaje, y les ofrecimos llevarlos al terminar su trabajo a dar una vuelta por la isla. Conocimos a Bev y Larry, los amables dueños, y pronto nos invitaron a la barbacoa que iban a preparar por la tarde regada con una sangria que nos ofrecimos a preparar.
Con Karim y Nilo fuimos a Little Sahara, unas dunas en las que puedes alquilar tablas de snowboarding. Tambien fuimos a una larga y solitaria playa de fina arena con unas enormes olas que nos centrifugaron y que hacian que no nos dieramos cuenta de lo fria que estaba el agua. Al llegar a la granja preparamos la sangria y disfrutamos de la barbacoa de canguro marinado, ternera y salchichas, ademas de una interesante conversacion con Larry, que entre trago y trago de bourbon nos hizo entender algo mas como ven los locales el conservacionismo oficial. Ellos entienden que hace falta conservar la naturaleza que les rodea, pero tambien ven que mas que destinado a proteger el medio ambiente, el sistema esta destinado a sacar el dinero de los turistas en caros tours para ver lo mismo que se puede ver por libre (creo que no hace falta decir a cuantos tours nos apuntamos...). Y ademas los locales no reciben ni un dolar de lo que cobran los sitios oficiales. Otros locales con los que hablamos tambien nos dieron la impresion de no estar demasiado contentos con el sistema.
Pero en la semana que estuvimos en la isla disfrutamos mucho de la fauna y flora tan peculiar, de las playas y acantilados que la rodean, de unos cielos plagados de estrellas, donde se puede ver la Via Lactea con claridad, Orion, Marte, algun satelite de vez en cuando surcando a gran velocidad el firmamento, una luna que brilla tanto que deslumbra y la Southern Cross (Cruz del sur) que no se puede ver desde el hemisferio norte pero que podeis ver en la bandera australiana.
De alli cruzamos otra vez el charco para entrar a la Peninsula Fleurieu, al sur de Adelaide para poco a poco ir subiendo hasta la ciudad, donde teniamos que dejar el coche. Aqui el calor ya empezaba a ser sofocante, con cada dia mas de 30 grados a la sombra, parando a dar algun chapuzon en las playas ya menos frias, y disfrutando de la primera playa nudista de Australia, Maslin Beach, que nos sorprendio al ser la playa mas bonita en la que hemos estado, con un agua clarisima, blanca arena y unos acantilados de piedra caliza con diferentes tonos ocres perfectos para la rojiza puesta de sol que nos regalo la Madre Naturaleza. Todo esto lo disfrutamos al mismo tiempo que nos dimos un paseo por las incontables bodegas que ofrecen catas del maravillo vino australiano, con el poderoso Shiraz como estrella de McLaren Vale, una zona con tanto sol que lo normal son vinos de mas de 14% de alcohol... Me encanta la sangre de Cristo!
Una noche, despues de haber buscado sitio para aparcar en una urbanizacion medio deshabitada al lado de la playa, reclinamos los asiendos para dormir al son de las olas. A una hora intempestiva de la madrugada me desperte para hacer una de las necesidades que mi cuerpo treintañero me demanda despues de beber mucho intentando sofocar el calor diurno. En la tranquila noche pude ver el cielo estrellado y sobre el horizonte del oceano, un amanecer de otro mundo en medio de la noche me presento en exclusiva una luna arabe de un color rojizo como nunca habia visto. La poca contaminacion luminica regala estas experiencias.
Ya estoy deseoso de ir al outback, como llaman aqui al centro del pais, un inmenso desierto que seguro que nos regalara noches con unas estrellas brillantes que haran dificil volver a pegar los ojos.
Mientras tanto, ya tenemos reservada la mega caravana con tres camas dobles que vamos a compartir con unos jovenes alemanes en los mas de 2000 km que recorreremos desde Adelaide a Alice Springs, justo justo debajo del Tropico de Capricornio. Los lugares que nos esperan por el camino tendremos que irlos descubriendo por las largas carreteras australianas.
Ahora voy a disfrutar de la barbacoa de canguro que tenemos para cenar en casa de Shirley y Tony.
Tony y Shirley, la pareja de couchsurfers que nos ofrecia su casa en Adelaide, viven en una gran casa de finales del siglo XIX a pocos metros de una interminable playa de arena que si estuviera en España estaria abarrotada de turistas. Pero estando en Australia esta siempre vacia. Como mucho hay un par de personas con camiseta entrando al agua y volviendo a la arena con solo las piernas mojadas. Y es que aqui siempre sopla un viento que unido a la temperatura del agua no hace que sea un maravilloso placer meterse en el oceano. Pero claro, desde aqui hasta la Antartida no hay nada. Bueno, agua, mucha y fria agua.
Pasamos unos dias con esta pareja de empedernidos viajeros ya jubilados, entre recuerdos de sus aventuras por la Europa de los '70 con un Morris de tres marchas (una especie de Mini pero un poco mas largo) comprado en Inglaterra, por el sudeste asiatico donde vive su hija (en Camboya), por el "outback" australiano en su gran Toyota 4X4, disfrutando de opiparas barbacoas, tapas, platos asiaticos, postres, cervezas y vinos... hasta que engordamos un par de kilos y decidimos alquilar un coche para irnos mas al sur.
Kangaroo Island (La isla Canguro) es la tercera isla mas grande de Australia, despues de Tasmania y Melville. Esta situada al sur del pais, separada del continente por el estrecho Investigator. Segun las guias de viaje y los departamentos de conservacion es un paraiso donde viven armoniosamente canguros, wallabis (canguros pequeños), echidnas y ornitorrincos (extraños mamiferos oviparos), koalas, goannas (lagartos de mas de medio metro de largo), abejas Ligurian (parece ser que solo se ven por aqui, pero yo no entiendo mucho de abejas), decenas de especies de aves y algunas plantas la yacca, una especie de palmera con hojas/pinchos muy largos. Tambien dicen que los locales son amables gentes que tienen muy en cuenta el fragil medio ambiente de esta isla. Nosotros tuvimos la suerte de conocer a algunos de ellos y tener otro punto de vista diferente al oficial, destinado a los turistas.
Con nuestro flamante Toyota Corolla sedan por una de las muchas carreteras sin asfaltar llegamos a una de las eco-atracciones de la isla, Emu Ridge, una plantacion de eucaliptus que se dedica a destilar y producir artesanalmente aceite de eucaliptus. Al entrar, una pareja de jovenes voluntarios alemanes nos hicieron la explicacion de turno de como trabajan, vimos el DVD con mas informacion sobre la destileria y fuimos a catar algunos de los potentes vinos locales. Hablando con Karim y Nilo, los alemanes, pronto nos sentimos super bien, contandonos nuestras respectivas aventuras de viaje, y les ofrecimos llevarlos al terminar su trabajo a dar una vuelta por la isla. Conocimos a Bev y Larry, los amables dueños, y pronto nos invitaron a la barbacoa que iban a preparar por la tarde regada con una sangria que nos ofrecimos a preparar.
Con Karim y Nilo fuimos a Little Sahara, unas dunas en las que puedes alquilar tablas de snowboarding. Tambien fuimos a una larga y solitaria playa de fina arena con unas enormes olas que nos centrifugaron y que hacian que no nos dieramos cuenta de lo fria que estaba el agua. Al llegar a la granja preparamos la sangria y disfrutamos de la barbacoa de canguro marinado, ternera y salchichas, ademas de una interesante conversacion con Larry, que entre trago y trago de bourbon nos hizo entender algo mas como ven los locales el conservacionismo oficial. Ellos entienden que hace falta conservar la naturaleza que les rodea, pero tambien ven que mas que destinado a proteger el medio ambiente, el sistema esta destinado a sacar el dinero de los turistas en caros tours para ver lo mismo que se puede ver por libre (creo que no hace falta decir a cuantos tours nos apuntamos...). Y ademas los locales no reciben ni un dolar de lo que cobran los sitios oficiales. Otros locales con los que hablamos tambien nos dieron la impresion de no estar demasiado contentos con el sistema.
Pero en la semana que estuvimos en la isla disfrutamos mucho de la fauna y flora tan peculiar, de las playas y acantilados que la rodean, de unos cielos plagados de estrellas, donde se puede ver la Via Lactea con claridad, Orion, Marte, algun satelite de vez en cuando surcando a gran velocidad el firmamento, una luna que brilla tanto que deslumbra y la Southern Cross (Cruz del sur) que no se puede ver desde el hemisferio norte pero que podeis ver en la bandera australiana.
De alli cruzamos otra vez el charco para entrar a la Peninsula Fleurieu, al sur de Adelaide para poco a poco ir subiendo hasta la ciudad, donde teniamos que dejar el coche. Aqui el calor ya empezaba a ser sofocante, con cada dia mas de 30 grados a la sombra, parando a dar algun chapuzon en las playas ya menos frias, y disfrutando de la primera playa nudista de Australia, Maslin Beach, que nos sorprendio al ser la playa mas bonita en la que hemos estado, con un agua clarisima, blanca arena y unos acantilados de piedra caliza con diferentes tonos ocres perfectos para la rojiza puesta de sol que nos regalo la Madre Naturaleza. Todo esto lo disfrutamos al mismo tiempo que nos dimos un paseo por las incontables bodegas que ofrecen catas del maravillo vino australiano, con el poderoso Shiraz como estrella de McLaren Vale, una zona con tanto sol que lo normal son vinos de mas de 14% de alcohol... Me encanta la sangre de Cristo!
Una noche, despues de haber buscado sitio para aparcar en una urbanizacion medio deshabitada al lado de la playa, reclinamos los asiendos para dormir al son de las olas. A una hora intempestiva de la madrugada me desperte para hacer una de las necesidades que mi cuerpo treintañero me demanda despues de beber mucho intentando sofocar el calor diurno. En la tranquila noche pude ver el cielo estrellado y sobre el horizonte del oceano, un amanecer de otro mundo en medio de la noche me presento en exclusiva una luna arabe de un color rojizo como nunca habia visto. La poca contaminacion luminica regala estas experiencias.
Ya estoy deseoso de ir al outback, como llaman aqui al centro del pais, un inmenso desierto que seguro que nos regalara noches con unas estrellas brillantes que haran dificil volver a pegar los ojos.
Mientras tanto, ya tenemos reservada la mega caravana con tres camas dobles que vamos a compartir con unos jovenes alemanes en los mas de 2000 km que recorreremos desde Adelaide a Alice Springs, justo justo debajo del Tropico de Capricornio. Los lugares que nos esperan por el camino tendremos que irlos descubriendo por las largas carreteras australianas.
Ahora voy a disfrutar de la barbacoa de canguro que tenemos para cenar en casa de Shirley y Tony.
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