martes, 12 de enero de 2010

Miscelanea de ensoñaciones bizarras

Supongo que sera por una sobredosis de estupefacientes (he bebido un Red Bull) pero no se me ha ocurrido otra cosa que escribir sobre cosas extrañas o curiosas que hemos visto o hecho en nuestra etapa en Nueva Zelanda. No se que saldra de aqui, pero voy a escribir lo que se me ocurra.

Una de las primeras cosas que me sorprendio en este pais fue la facilidad que hay para comprar-vender un vehiculo. Nosotros tuvimos a nuestra Su comprada en lo que nos costo entrar a una oficina de correos y que nos imprimieran una nueva tarjeta a mi nombre con una simple firma del anterior propietario y con mi pasaporte. Los papeles de la furgo se limitan a una simple tarjeta de carton. Ademas, no hace falta seguro. Si tienes un accidente ya te apañaras. Y las señales de trafico se limitan a "sugerirte" la velocidad a la que tienes que entrar a una curva, no la prohiben. Pero las señales mas curiosas son las de paso de animales: pinguinos, focas, vacas, kiwis... hay de todo.

Subiendo al monte Cook, el mas alto del pais, adelantamos a un monton de grupos de japoneses, ya que suelen viajar en grupos, en bus, bajando a tomar fotos de la atraccion de turno o haciendo alguna caminata de unas horas como esta. Pero bajando, lloviendo y con un frio de mil demonios, nos cruzamos con un escoces. No es que le vieramos el pasaporte, sino que iba tan tranquilo con su falda de cuadros.


En Queenstown subimos al mega-columpio a un monton de metros de altura, al lado del bungy-jumping mas alto del mundo (creo) con 134 metros. Preparados para saltar habia un monton de veinteañeros, algunos intentando disimular el nerviosismo y otros demostrando que podian soportar el pensar que iban a saltar al vacio sobre un riachuelo alla abajoooooooooo....... Y un chico destacaba entre todos, al tener los arneses colocados... pero totalmente desnudo. Supongo que seria una promesa o una apuesta, no?

Por todo el pais abundan los lavabos publicos gratuitos. Algunos de ellos con musica y sensores para abrir y cerrar las puertas, ofrecer papel, agua, jabon e incluso la descarga de la cisterna es automatica. Normalmente la presion del lavamanos es exagerada y en casi todos acabas con la ropa salpicada de agua. En Kawakawa fuimos a unos muy curiosos diseñados por Frederick Hundertwasser en 1998. El resultado es una obra de arte, desde el techo de hierba, a bolas doradas, baldosas de ceramica, ventanas de botellas de cristal, azulejos de mosaico, decoracion de cobre, esculturas e incluso un arbol vivo integrado en la estructura. Digno de cualquier sueño gaudiano.



En la zona de Rotorua vimos piscinas de barro hirviendo, otras de aguas cristalinas, crateres sulfurosos de vapor... Una region geotermal muy bien indicada, con carteles de todo tipo indicandote por donde pisar para no destruir el inestable suelo. Entre otras cosas fuimos a ver el geyser Lady Knox. De camino hicimos mil conjeturas sobre porque cada dia exactamente a las 10:00 hace su visitada erupcion: que si por la temperatura ambiental, que si por la cantidad de agua, que si por la inclinacion del sol... hasta que descubrimos que no se activa hasta que le echan JABON! Si. Tanto cuidar el entorno y para atraer turistas echan jabon en un agujero de agua hirviendo y lo llaman geyser.

Subiendo una pendiente desertica en el Parque Nacional Tongariro el dia de Navidad, nos sentimos muy afortunados de disfrutar de un precioso dia soleado (a veces aqui escasean) y con muy poca gente haciendo la caminata. Sorprendente fue cruzarnos con un chico que llevaba colgada a la mochila una sierra. No supimos para que la llevaria hasta que en el refugio nos dijeron que era un trabajador del parque que habia cortado un arbol para decorarlo de Navidad... en una zona volcanica donde no vimos ni un arbol. Pero mas sorprendente aun fue ver a una pareja de checos, de Hradec Kralove para mas señas, con sus tres hijos de 3, 6 y 8 años con gorros de Santa Claus... en medio del calor del verano neozelandes.


Y ya para acabar, en el norte de la peninsula de Coromandel, en un alto en el camino en una playa de grava, mientras Andy y Karen buscaban conchas me sente a ver las olas ir y venir. De repente, a lo lejos vi una cola de ballena jorobada sumergirse, igual que la primera que vi en la isla de 'Eua, en Tonga. Nervioso por la vision, pense en buscar la camara, pero al mirar otra vez al mar pude ver un par de lomos de las ballenas salir a respirar, como los que veiamos desde el barco en Vava'u, al norte de Tonga. Ya no sabia si llamar a las chicas para que las vieran o darme prisa en encontrar la camara. Pensando en la camara, muy cerca de la orilla vi un grupo de juguetones delfines saltar como queriendo llamar mi atencion, como aquella vez que fuimos a bucear a las islas Cies en Galicia. Sin tiempo de coger la camara, quitar el protector del objetivo, regular el filtro polarizador... mire de nuevo y para mi sorpresa pude ver pasar un poco mas lejos un puñado de negras ballenas piloto, nadando rapidas como las que vimos desde la barca que nos llevo a nuestra inmersion numero cien en Taveuni, Fiji. Despues de eso ya deje de pensar en sacar fotos y me dedique a vivir ese momento en directo, no detras de la pantalla de la camara, pensando en que a veces estamos mas pendientes de dejar plasmada una imagen para poderla ver y enseñar mas tarde y no de disfrutarla al cien por cien en el momento que pasa por delante de nuestros ojos.

Puede que otro de los motivos por los que no saque ninguna foto desde la playa fuese que me lo habia imaginado todo. Todo eran recuerdos de otros viajes, otros momentos que tuve la suerte de presenciar y que vinieron a mi mente mientras no tenia otra cosa que hacer que mirar al mar, ver las olas como iban y venian, iban y venian...

Aparte de las visiones desde la playa, el resto no me lo he inventado.


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