Rotorua es una ciudad cercana al centro geografico de la isla del norte de Nueva Zelanda. Cuando este viaje era un simple embrion, a veces me dedicaba a sobrevolar con Google Maps los posibles destinos que ibamos a visitar. Recuerdo que al ver Nueva Zelanda en dicha web, una de las primeras zonas que me llamo la atencion fue el centro-este de la isla del norte y un nombre que se me quedo grabado fue el de Rotorua. No sabia nada sobre ella, pero si echais un vistazo al mapa
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os podeis hacer una idea de porque hemos estado mas tiempo del previsto en esta preciosa aunque maloliente zona. Preciosa por las verdes montañas y lagos azules que lo rodean, y maloliente porque las montañas son mas bien volcanes, ya que esta situada en una linea volcanica que atraviesa la isla de esta a oeste; esto hace que su subsuelo tenga una enorme actividad geotermica, lo que se traduce en una cantidad incontable de lagunas de barro y de agua en constante ebullicion, expulsando a la atmosfera gases sulfurosos que le dan ese peculiar "aroma". Creo que no puedo copiar y pegar el aroma en este blog; tendreis que viajar alli para experimentarlo.
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os podeis hacer una idea de porque hemos estado mas tiempo del previsto en esta preciosa aunque maloliente zona. Preciosa por las verdes montañas y lagos azules que lo rodean, y maloliente porque las montañas son mas bien volcanes, ya que esta situada en una linea volcanica que atraviesa la isla de esta a oeste; esto hace que su subsuelo tenga una enorme actividad geotermica, lo que se traduce en una cantidad incontable de lagunas de barro y de agua en constante ebullicion, expulsando a la atmosfera gases sulfurosos que le dan ese peculiar "aroma". Creo que no puedo copiar y pegar el aroma en este blog; tendreis que viajar alli para experimentarlo.
Salimos de Auckland en direccion sur hacia Rotorua por la carretera serpenteando entre verdes pastos plagados de vacas y ovejas, unas veces cruzando bosques, otras cruzando rios, a veces entre montañas no demasiado altas, pero dando al paisaje un toque diferente al del inacabable verde de las colinas de la isla del norte. Paramos solamente a sacar alguna foto y a comer unos "fish & chips" (pescado rebozado con patatas fritas) que nos habian dicho que lo preparan muy bien en Nueva Zelanda. Creo que no paramos en el mejor lugar, ya que habia mas bien poco fish y muchas chips, todo con poco sabor... habra que dar otra oportunidad a los kiwis. Ya casi de noche paramos antes de llegar a Rotorua en una area de picnic de las muchas que hay por las carreteras a cenar y dormir para entrar frescos a conocer la ciudad.
La llegada a la ciudad es muy peculiar: entre montañas se abre Rotorua al lago del mismo nombre, de aqui y de alla se elevan nubes de vapor que salen de las lagunas y pozas de agua o barro en continua ebullicion, mientras poco a poco te empiezas a acostumbrar al olor de azufre que emanan los vapores subterraneos, como venidos directamente del infierno. Como todas las ciudades de Nueva Zelanda, Rotorua no tiene demasiado que ofrecer arquitectonicamente si estamos acostumbrados a los estandares europeos, debido a que aqui un edificio antiguo es como mucho de mediados del siglo XIX, por lo que mejor centrarse en lo que nos ofrece la naturaleza local.
Visitamos el museo de la ciudad, situado en un antiguo hotel-balneario abierto a principios del siglo XX por un medico que descubrio los beneficios de las aguas con todo tipo de minerales, ofreciendo baños de barro, de agua con corrientes electricas (la guia nos dijo que nadie murio electrocutado), de vapor... a los acaudalados señores que se lo podian permitir a principios de siglo y a los heridos de la Segunda Guerra Mundial a partir de los años 40. Nos bañamos en un spa durante la noche, fuimos a una zona termal a unos 25 km donde paseamos entre pozas de barro y de agua de todo tipo, nos bañamos en un rio de agua calentita venida de las profundidades de la tierra, nos resguardamos de la lluvia en unas piscinas para los pies donde los locales van a pasar un rato y relajarse, visitamos un pueblo maori, Whakarewarewa, del que en un principio no esperaba nada al parecer demasiado turistico pero que al final resulto ser muy interesante gracias a las explicaciones del simpatico guia y al entorno de aguas termales que nos rodeaban... En fin, que pasamos tres dias estupendos en la zona, disfrutando de baños calentitos, algo que podeis suponer que no abunda cuando viajas en furgoneta...
Casi siempre es igual: no tienes ganas de dejar un lugar que te gusta, pero necesitas seguir el camino para conocer otros lugares nuevos. Dos sentimientos opuestos que no dejan de acompañarme durante el viaje. Que dura es la vida del viajante...
La brujula señala rumbo sureste hacia el enorme volcan Taranaki. Alla vamos.
La proxima me envian un mail y les envio unos buenos fish and chips como Dios manda!!!
ResponderEliminarUn besote enorme para los que abran quedado con la piel como bebes, con tanto baño termal!
Los puretas de cocoon... un garbanzo...
Muuaaaak. Fer.