Buscando las selvas de Borneo acabamos hundidos bajo el agua

Salimos de Brunei pensando en cuando volveremos a alojarnos en una lujosa casa con sirvientas filipinas y sabanas inmaculadamente blancas. El barco que nos llevaba de nuevo a Malasia, a la provincia de Sabah, estaba limpio, era relativamente comodo y moderno y durante el trayecto vi un buen trozo de la ultima peli inteligente que vamos a ver en un medio de transporte en los proximos meses: Buscando a Nemo. Cuando el pequeño pez payaso estaba a punto de huir del acuario para buscar a su papa decidi salir a hacerle compañia a Andy, que ya hacia rato que estaba fuera huyendo del gelido aire acondicionado. Por cierto, Damien tiene la teoria de que en ciertos paises tener el aire acondicionado a una temperatura que te congela las neuronas es un simbolo de querer demostrar poderio economico. Yo creo que no va mal encaminado.

Al poco de perder de vista los altos minaretes de la capital de Brunei empezamos a ver otros minaretes en el mar. A diferencia de los anteriores, estos no estan dedicados a Ala, sino a otros dioses mucho mas poderosos: Shell, Petronas, Total, BP... Y cerca de los minaretes habia docenas de Arcas de Noe cargadas del mana negro que esparce felicidad y desgracia por la zona.

Nuestro objetivo en Sabah era cruzar la provicia de oeste a este para acabar en Semporna, donde queriamos bucear en Sipadan, una de las zonas que gracias a dejar enamorado a Jacques Cousteau esta protegida de la basura la pesca que abunda en estas aguas pero que te deja el presupuesto temblando. La verdad es que la semana que pasamos desde Brunei hasta Semporna nos decepciono bastante. Piensas en Borneo y te vienen a la mente orangutanes saltando de arbol a arbol por las impenetrables selvas donde solamente se atreven a vivir algunas tribus con poco o nulo contacto con el hombre blanco. La realidad es muy diferente. Hectareas y hectareas de paisaje verde podria parecer desde el cielo que albergan una fauna y flora exhuberante, pero al ver este imaginario mundo perdido desde la carretera ves que lo unico que abunda aqui son las plantaciones de palmeras para la extraccion de aceite de palma. Orangutanes, elefantes y rinocerontes pigmeos, monos proboscis, aves extrañas que la falta de predadores hace que se dediquen a ser extrañas, gatos salvajes, pequeños leopardos... todos existen aqui, pero estan yan diezmados y malviven en zonas tan pequeñas de lo que queda de paraiso que da pena pensar en ello. Es el precio que pagamos todos gracias a los hambrientos colonizadores de otros siglos y a los actuales gobiernos de aqui (y de alla).

Asi que llegamos a Semporna donde teniamos unos dias libres antes de ir a bucear. Despues de recorrer casi todos los centros de buceo decidimos inscribirnos en el curso de Divemaster con Scuba Junkie. Eso hace que hagamos un alto en el camino para estar un mes en este pequeño pueblo donde vamos a pasar mas tiempo respirando aire comprimido bajo el agua que por sus calles. Casi mejor ya que el trafico es incesante (gracias Petronas!). Si todo va bien, cuando salgamos de aqui habremos dado el salto a poder bucear de forma profesional. Pero antes, ironias de la vida, ibamos a pasar un par de dias a una plataforma petrolifera, nosotros que alabamos tanto a ese dios liquido y negro.

Habia una vez una plataforma petrolifera en Panama que se dedicaba a succionar petroleo, como no podia ser de otra forma. Pues bueno, alguien decidio que si que podia ser de otra forma y dejo de succionar petroleo para convertirse en una especie de hotel en el mar. Por arte de magia maritima, la plataforma viajo por el Pacifico hasta Singapur, Brunei y Semporna, donde una mente privilegiada decidio convertirla en centro de buceo muy cerca de la isla de Mabul, a tiro de piedra de la famosa Sipadan y a unos 45 minutos en barca desde Semporna.

Desde la plataforma pudimos disfrutar de buceo de muy buena calidad (aunque lo hemos visto mucho mejor), alojamiento bastante aceptable en habitaciones estilo camarote de barco, comida en abundancia que ha hecho que llenemos de nuevo los pantalones, tardes post-inmersion en la terraza con gente interesante con la que compartiamos inmersiones... y algo de lo que teniamos miedo: buceadores chinos, y muchos. Esta muy bien que buceen, tienen el mismo derecho que el resto del mundo, pero no se donde han aprendido a bucear. No hacen mucho caso al briefing del guia-Divemaster, no tienen ningun miramiento en apartarte de donde estes para hacer una foto del nudibranquio de turno que tu intentas mirar sin molestarlo, por supuesto no hay ningun "por favor" ni "perdon" ni "gracias" submarino, pisotean el fragil coral que haga falta para que les hagan una foto detras de las pacientes tortugas que abundan por aqui, no se relacionan con los que no sean chinos despues de las inmersiones... Vaya, todo un descubrimiento los chinos bajo el agua.

Pero bueno, al final hemos disfrutado de las ocho inmersiones en tres dias y estamos ya impacientes por empezar mañana el curso de Divemaster. A ver que sale de esta.