jueves, 29 de julio de 2010

Are we the champions?

Rubia laosiana
Gol de Iniesta.

Es curioso. Cuando era adolescente no me gustaba la idea de España. Yo era algo asi como nacionalista y preferia la idea de "Paisos Catalans". A base de viajar me di cuenta de la poca importancia que tienen las nacionalidades. Las fronteras estan hechas para retener poder y dinero. Ahora no me siento orgulloso de ser español, ni valenciano, ni de Alginet. Tampoco me averguenzo de serlo. Simplemente no he hecho nada para serlo, no tiene merito. Entonces, si no tiene merito ser español o checo, o ingles, o camboyano, o negro, o blanco, o tener cinco dedos en cada mano, porque sentirse orgulloso?

Solo habia banderas holandesas!
Pero Iniesta puso el gol. Y España es campeona del mundo de futbol. Y yo lo celebre y me alegre un monton. Puede que sea porque estoy lejos, pero me alegro cuando España gana un partido. Y al mismo tiempo no lo entiendo, no lo encuentro logico. Como dijo Ra (quien sea ese tal Ra), los humanos deberiamos dejar de intentar explicar lo que no tiene explicacion y llamarlo por su nombre: magia. Asi que el dia 12 a las 4 de la madrugada nos fuimos a dormir con una dosis de magia en el cuerpo.

Los amigos franceses
Los problemas a la entrada de Laos se empezaron a resolver al llegar un mini-bus que se ofrecia a llevarnos a Don-Det, una isla en medio del rio Mekong que nos sirvio de descanso despues de tanto ajetreo con las mafias de por aqui. Pudimos ver el futbol y relajarnos en las hamacas del bungalow donde nos alojamos (por un Euro cada uno!). Tambien acabamos haciendonos amigos del grupo de 8 franceses con los que compartimos penurias fronterizas. Son unos estudiantes de medicina que han terminado un voluntariado en Camboya y ahora viajan por Laos y van a Vietnam. Gente interesante que hizo que el viaje hasta Vientiane, la capital, fuera mas ameno. Comimos juntos, viajamos juntos, nos hospedamos en el mismo hotel, fuimos a ver unas ruinas juntos... vaya, que estuvimos unos dias viajando en grupo, con lo poco acostumbrados que estamos ya a tomar decisiones en comun.

Estoy hecho todo un Vietcong!
En Vientiane solo estuvimos unas 12 horas, ya que aunque es una ciudad muchisimo menos caotica en cuanto al trafico que la media del sudeste asiatico, no tiene demasiado que ofrecer. Bueno, las panaderias estilo frances nos encantaron, pero poco mas. Sin pasar la noche alli cogimos el bus nocturno hasta Luang Prabang, antigua capital de Laos metida de lleno en las montañas del norte del pais.

Luang Prabang es una ciudad de turismo tranquilo, poco trafico en un centro protegido por UNESCO, de villas coloniales en la peninsula formada por el Mekong y el Khan donde puedes tomar un opulento desayuno con croissant, bagels, pasteles de todo tipo, fuerte cafe laosiano... en un ambiente poco mochilero. Esto mas bien es un oasis de tranquilidad que ofrece desde pequeñas excursiones a unas cascadas de agua turquesa donde aliviar el calor del mediodia, a saunas y masajes como el que nos regalamos una tarde lluviosa.

Somos de campo, eh?
De alli fuimos hacia el lejano norte en un bus que nos llevaba en unas 8 horas a Luang Namtha, pero al cabo de 2 horitas paramos, ya que las lluvias habian provocado un corrimiento de tierras que habia hecho desaparecer un buen tramo de carretera. 6 horas esperando a ver si el bus podria pasar, si caminariamos entre 2 y 9 kilometros con las mochilas y bajo la lluvia, si volviamos a Luang Prabang... Aqui todo es lento, incluso las decisiones!

Al final volvimos a Luang Prabang y decidimos irnos al este en un precioso recorrido de unas 8 horas por el rio Mekong hasta Tasuang, y de alli hasta Hongsa. El trayecto hasta Hongsa fue un incomodo trayecto de 2 horas en un pequeño camion que aun no se como podia salir de los interminables baches de un camino de tierra y piedras que bordeaba las montañas. Al menos la compañia de Helen y Mario, a los que conocimos en el fallido viaje de bus, junto a un padre y su hija holandeses nos hizo no pensar tanto en lo cerca que pasaba el conductor por la ladera de la montaña...

Come come!
Llegamos a Hongsa ya de noche y fuimos al unico hotel que salia en alguna guia, un tal Jumbo Gesthouse, regentado por una alemana que no me gusto demasiado desde el principio. Mientras todos se duchaban nosotros intentabamos encontrar una habitacion en la que funcionara la ducha, cosa que nos costo una hora. Laos es leeeento.... Cuando salimos, Monica, la dueña, ya les habia ofrecido a todos cerveza, cafe y un tour de dos horas en elefante que terminaba con un desayuno en su hotel. Nosotros no quisimos reservar nada y esperariamos hasta el dia siguiente para dar una vuelta por el pueblo y comparar otras opciones. Y menos mal, porque todo lo que habia ofrecido Monica tan amablemente lo tuvieron que pagar (y bien pagado) y los elefantes los encontramos por un 30% menos en el centro del hotel. Al final Helen y Mario se iban de Hongsa hacia Tailandia algo enfadados con la dueña del hotel por sus maneras poco claras de regalar lo que de verdad te esta vendiendo. Leccion numero uno de SE Asia: NUNCA aceptes la primera oferta y compara, que siempre hay donde elegir.

Peazo catalanes!
De Hongsa fuimos hasta Houay Xing en barco con la compañia de Zaida y Carlos, dos españolitos muy simpaticos viajando por la zona. Y de alli en bus hasta Luang Namtha, al norte, a una zona protegida donde hicimos un dia de trekking y kayaking con nuevos amigos: Josep y Alberto, de Barcelona, y una pareja de eslovenos que creiamos que nos iban a dar una paliza con los kayaks pero que al final fueron los que mas revolcones se dieron por el rio Namtha. El equipo catalan cayo del kayak unas seis veces, el esloveno perdio la cuenta y nosotros solo dos veces. Si es que somos unos maestros del kayak.

Decidimos ir un poco mas al norte, a Muang Sing, a tan solo 13 kilometros de la frontera china, a la que fuimos en moto para ver si podiamos hacer alguna foto de China, pero no nos dejaban pasar hasta la frontera, y mucho menos hacer fotos. Pero vimos arrozales (incluso Andy ayudo a plantar un poco en un campito de 10 metros cuadrados), fuimos a aldeas donde ven pocos falang (blancos), vimos como tejen en telares tradicionales, como hacen noodles de arroz...

Estos se encomiendan a Buda pero no frenan nunca!
Otra vez al bus. De Muang Sing volvimos a Luang Namtha en un viaje de unas 4 horas en las que las pasamos canutas debido a que el conductor de nuestro cochambroso bus decidio hacer carreras por la peligrosa carretera de montaña con otros dos buses mucho mas modernos. Cuando subiamos los otros buses nos dejaban atras, ya que el viejo bus notaba que los años le pesaban mas que los escasos veinte pasajeros que nos agarrabamos donde podiamos para no salir despedidos de nuestros asientos en cualquier curva. El problema era cuando bajabamos. Entonces el loco conductor se vengaba y se acercaba a los dos buses trazando curvas sin visibilidad por donde le venia en gana. Menos mal que el trafico en Laos es escaso, sino no estaria ahora escribiendo esto. Cuando teniamos delante a los otros buses en las bajadas, veiamos espantados como echaban humo sus frenos. Pero claro, ellos tenian la ventaja de ser modernos, y el nuestro era de cuando Buda era un bebe... El conductor se relajo cuando al pasar por el enesimo bache, dimos un salto de casi medio metro y me fui a gritarle que esto no era una carrera y que habiamos pagado para lleger vivos a nuestro destino; no es mi idea la de morir en una carretera laosiana! El conductor no hablaba ingles, pero me entendio a la perfeccion.
Trabajando sin contrato

El siguiente bus nos llevo a la frontera donde hicimos noche para salir a la mañana siguiente de un pais que empezo mal, nos hemos peleado un monton con los timadores que campan a sus anchas por doquier, pero que nos ha dejado un gran sabor de boca pese a las dificultades. Y es que si fuera facil esto estaria mucho mas lleno de turistas y perderia su encanto, no?

¡Salud!

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