De vuelta a Bangkok desde Yangon nos dedicamos casi exclusivamente a averiguar lo que le pasaba a nuestra querida camara, que no funcionaba desde los primeros dias en Myanmar. Menos mal que Giuliana nos dejo su camara y pudimos tomar algunas fotos del pais de las sonrisas. El caso es que despues de tres dias en el servicio tecnico de Canon nos dijeron que la reparacion costaba algo menos que una camara nueva, con lo que nos metimos dos dias en el mayor centro comercial dedicado a productos tecnologicos que hemos visto. Cuatro plantas de tiendas y mas tiendas de PC's, impresoras, moviles, I Pod's y camaras, con lo que al final del primer dia teniamos la cabeza llena de megapixels. El segundo dia despues de algunas horas de ver tiendas (y con la impagable ayuda de nuestro amigo David, el fotografo inexperto) nos decidimos por comprar la Canon EOS 500D a muy buen precio y con las instrucciones en japones. Hemos oido que algunas camaras las compran pilotos de avion en Japon y luego las revenden aqui. Espero que no se nos rompa, porque la garantia solo es valida en Tailandia...
Ya con nuestra flamante camara en las manos subimos una madrugada al tren que nos llevaria a la frontera con Camboya en unas 5 horas y media por muy poquito mas de un euro. Es lo bueno de viajar por aqui! el viaje transcurrio entre campos de arroz, algun video probando la camara y algo de espacio para estirar las piernas y echar una cabezadita.
Llegamos a Aranya Prathet, ultima estacion del tren y paso fronterizo a Poipet, ya en Camboya. Aun en el tren nos juntamos con nuestros vecinos de asiento que estaban hablando español para compartir transporte y penurias hacia la frontera. Salimos de Tailandia muy facilmente, pero al llegar a Camboya todo cambio. Primero nos hicieron llenar varios formularios con las preguntas de rigor: nombre, segundo nombre, nombre familiar (a ver como les explico que los españoles tenemos dos apellidos!), sexo (mucho, poco, a veces...?) direccion, telefono, hospedaje en Camboya (y yo que se?), nombre y tel. del contacto en Camboya (jajaja!), etc. Pero lo bueno llego cuando un "oficial" fronterizo nos dijo que el precio del visado eran 25$.
- Pero señor, si ahi arriba ustedes mismos dicen que cuesta 20$!
- Si, pero 25$ es la vïsa "expres".
- Bueno, pues casi que hago la cola de unas tres o cuatro personas y me ahorro los 5$ que seguro que usted se embolsa.
Ventanilla, pagamos religiosamente y nos hacen rellenar otro formulario con la misma informacion que los anteriores (que pesados!) y donde tenemos que incluir una foto. Ramon, el español que conocimos en el tren no tenia foto y le querian cobrar bastante mas. Diciendo que no tenia dolares al final le dejaron entrar por el mismo precio y sin foto. Ya despues de los mafiosos tramites fronterizos nos esperaba otra mafia de cambistas de moneda y taxistas. Menos mal que un chico que decia que trabajaba para el gobierno y no nos cobraba nada nos dirigio hasta el transfer gratuito hasta la estacion de buses y el cambio de moneda, que decia que era mucho mejor que en Siem Reap, nuestro destino inmediato. 9$ por el bus y un tipo de cambio de 4000 rieles por US$... no nos dejan ver otras opciones... el chico "oficial" no cobra nada... esto nos huele mal. Como en mas de un año de viaje ya hemos pasado alguna que otra frontera Andy se va a la calle a ver si hay otras opciones mientras yo me quedo con Ramon y Edgar mareando un poco a los Camboyanos. Al cabo de unos minutos Andy vuelve con informacion de un sitio donde nos ofrecen 100 rieles mas por US$ e ir en taxi por menos de 7$ cada uno. Parece ser que Camboya se va a convertir en una constante lucha por que no nos estafen.
Llegamos a Siem Reap y lo primero que hicimos fue luchar con la mafia de tuk-tuks que te llevan al hotel que ellos quieren. Al final conseguimos alojarnos donde quisimos y pudimos relajarnos un poco cenando y dando una vuelta por el mercado nocturno.
La mañana siguiente empezo muy temprano para ver la salida del sol en unas de las ruinas mas espectaculares que se pueden visitar en el mundo: los templos de Angkor. Hace un monton de años los Khmer, una etnia que dominaba buena parte del sudeste asiatico se dedicaban a construir templos que luego han quedado algo olvidados, dejados de la mano de Dios (o de Buda, o de Shiva), y que la selva se ha ido encargando de modelar a su manera, literalmente creciendo imponentes arboles sobre sus muros. Ver el amanecer en Angkor Wat te da una tranquilidad y serenidad que te acompaña todo el dia, mas con los muy relajados y espirituales Ramon y Edgar, con los que compartimos visitas a templos, conversaciones, inquietudes y silencios durante todo el dia y hasta el atardecer magico en el templo de Ta Prohm. Alli estuvimos los cuatro perdiendonos, disfrutando que cerraban y los turistas brillaban por su ausencia, con los sonidos de la naturaleza como banda sonora y contemplando como con paciencia se puede conseguir todo en esta vida. Igual como los arboles han conseguido abrirse paso entre toneladas de roca. Cerraban a las seis, y al final nos echaron a eso de las siete... que pesados somos!
Nos fuimos de Siem Reap y de sus templos de Angkor despues de tres dias con la vista puesta en Phnom Penh y en ir un poco al sur, a unas playas para hacer un poco el vago bajo algun cocotero. La capital nos parecio una ciudad mas del sudeste asiatico (caotica!) y las playas de Sihanoukville muy bonitas pero demasiado orientadas a dos tipos de turismo: el local y el de veinteañeros con ganas de fiesta y poco mas. Continuamos hacia el norte rumbo a Laos, con el visado del pais comunista en el pasaporte despues de haber luchado con el corrupto de turno que nos queria cobrar de mas en la embajada, viajando demasiado rapido para nuestro gusto. Pero saber que solo nos queda un mes antes de volver a Europa nos hace ir con prisas para ver el maximo posible. Otra lucha, esta vez interna: viajamos lento y disfrutamos de cada lugar o vemos el mayor numero de lugares posible. Terrible dilema.
Bueno, una cosa que si que pudimos hacer en Camboya fue probar alguna de las "delicatessen" culinarias del pais. Aqui dicenque todo lo que se mueve es comestible. Grillos y tarantulas fritas pasaron por nuestra garganta sin mayores problemas, pero ver un embrion de pato hercido y comerselo con plumas y todo me provoco "un poquito" de malestar... (lo pedimos pensando que era un huevo normal). Esto son experiencias fuertes!
Ya saliendo de Camboya volvimos a luchar con los oficiales fronterizos que nos querian cobrar un dolar (y embolsarselo, claro) por persona por sellarnos la salida del pais. Nos juntamos con un señor coreano y con ocho franceses que juntos nos negamos a seguir la corriente a la ultima mafia camboyana. Al final nos salimos con la nuestra y no pagamos, pero en la parte Laosiana nos esperaban oficiales el doble de corruptos. O sea, que nos querian cobrar dos dolares por sellarnos la entrada al pais. Despues de una hora de lucha y de que nos rebajaran la extorsion a un dolar nos hicieron a regañadientes recibos con sus nombres en ellos, pero tan poco a poco que el nervioso (y corrupto) conductor del bus nos dejo en la frontera y siguio su camino hacia el norte.
Las seis y media de la tarde, esta anocheciendo, nuestras mochilas estan amontonadas en medio de la carretera, una carretera por donde no pasa nadie, no hay donde dormir, el bus ha desaparecido... Donde dormiremos esta noche? Y lo que es peor: donde veremos la final del mundial España-Holanda?????
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