(los llaman asi porque los campesinos viajan con sus animales dentro del bus) llegamos a La Mesilla, paso fronterizo situado al suroeste de Guatemala. Pero aquello más que una frontera es un mercado. En la parte guatemalteca había montones de puestos para vender de todo. Se ve que a los guatemaltecos les encanta vender. Caminamos hacia México por un pasillo al aire libre entre una valla metálica y puestos de venta de ropa, donde nos esperaba una gran señal que decía "Bienvenido a Mexico". Ya en la parte mexicana no había tiendas pero sí gente que te cambiaba moneda. Nosotros seguimos caminando en busca de algún cartel que nos indicara que teníamos que sellar el pasaporte, pero nada. Así que caminamos 4 km. hasta Ciudad Cuauhtemoc, el pueblo fronterizo mexicano. Allí sí que había una oficina para sellar el pasaporte, pero el guardia nos dijo que teníamos que volver a Guatemala, porque nuestro pasaporte no tenía el sello de salida. Debíamos buscar la oficina guatemalteca, entre los puestos de venta. Volvimos en taxi y la gente nos ayudó a encontrar la oficina, no demasiado visible. Ya de vuelta a Ciudad Cuauhtemoc nos sellaron la entrada a México. Empezaba la aventura mexicana.¡Y vaya cambio! Los dos buses que cogimos hasta San Cristóbal de las Casas (3 horas) nos parecieron de lujo, después de la experiencia guatemalteca. Pero claro, no tenían el sabor de los "chicken". Las carreteras tambien eran mucho mejores y los conductores ¡respetaban las normas de circulacion! Despues de un control de carretera del ejército, llegamos a San Cristóbal.
Es una ciudad preciosa, con un aire colonial parecido a Antigua, en Guatemala. Está bastante alta, a unos 2200 metros de altitud, por lo que hace un poco de frío. Y además, no nos deja de perseguir la lluvia. Todas las tardes llueve, pero al menos las mañanas suelen ser tranquilas y nos da tiempo a ver cositas. La capital del estado de Chiapas es Tutxla Gutiérrez, pero aquí dicen que San Cristobal es la capital cultural. Entre las tranquilas calles peatonales del cuidado centro se respira un aire de apertura al turista, de querer enseñar Chiapas y no tener la imagen violenta de la revolución de 1994 del EZLN. Aunque un documental y la gente con la que hemos hablado nos han hecho saber más sobre el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y su portavoz e imagen, el subcomandante Marcos. Lejos de ser un grupo terrorista con ansias de poder, el EZLN era (o es) un grupo de gente con ganas de reivindicar los derechos de los indígenas de Chiapas, tan olvidados por los 70 años del partido en el poder, el PRI, que en realidad parecía más una dictadura que una democracia. Marcos era una persona letrada de ciudad, que se puso el pasamontañas y con la ayuda de su dominio de las lenguas mayas, el español y el inglés, se convirtió en portavoz de un movimiento que usó las armas para darse a conocer internacionalmente. No fueron especialmente violentos, ya que su más poderosa arma era la gran cantidad de periodistas de todo el mundo que se congregaron en la zona. Una vez se dieron a conocer y se les empezó a escuchar y a tener en cuenta por el gobierno, cesaron las armas.
En San Cristóbal hemos seguido conociendo a gente interesante. Luís, un chico de Veracruz, vio el documental con nosotros y nos enseñó más cosas sobre la actualidad mexicana. Fuimos a un concierto de David "el Pacha" en un bar y conocimos a una pareja de argentinos (¡cuántos viajan por el mundo!) que estaban unos seis meses subiendo toda América con lo puesto, viviendo de vender artesania y tocar una guitarra por los restaurantes de turistas. Y se les veía tan felices.Hoy hemos celebrado nuestro quinto aniversario de boda con los típicos retortijones de estómago que hay que pasar en estos viajes, paseando tranquilamente por la ciudad, preparándonos para las 5 horas de viaje a Palenque, donde veremos nuestras primeras ruinas Mayas antes de volver a entrar a Guatemala.
Seguimos en contacto.
¡Salud!
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